El hormigón antes del armado
En el apartado anterior se ha explicado qué materiales se necesitan para fabricar el hormigón
y qué nuevas propiedades adquiere con las varillas de acero del armado. Ahora vamos a explicar algo de la historia de ese conglomerado de guijarros, arena y cemento que, al añadirle agua, endurece creando la piedra artificial a la que llamamos hormigón.
Algo sobre su etimología
Lo primero que conviene aclarar es que la palabra hormigón no siempre designó lo mismo. Por ejemplo, no fue hasta finales del sigo XIX cuando se asoció a la mezcla compuesta de piedras menudas y mortero de cal y arena. Hasta entonces se entendía que era una argamasa formada con betún, a la que se le añadían pequeños trozos de tejas rotas y ladrillo, cascajo, arena y cal.
El hormigón armado no fue un invento que apareció de repente, un experimento revolucionario
y rompedor.
En francés se mantuvo esa misma palabra béton para designar al material moderno, mientras que en inglés se prefirió llamarlo concrete procedente del latín concretus - compacto, condensado - y en semejanza a las rocas
de origen sedimentario denominadas concretion.
En español no se utilizó ninguna de estas opciones a pesar de que se hubiera podido, pero se prefirió usar otro nombre que ya existía, “hormigón”, con el que se designaba un antiguo material constructivo y cuya etimología, también latina, tenía una procedencia bien distinta.
Por hormigos se conocen varios platos de comida tradicional en los que los ingredientes principales (frutos secos, legumbres…) se cocían mediante huevo, harina o miel. Por su similar aspecto a la argamasa de relleno que se introducía en los cajones con los que se hacía muros y tapias se le llamó así. En la actualidad lo que define mejor el hormigón es el uso del cemento como aglomerante.
El hormigón armado, ¿es un invento o un descubrimiento?
La feliz conjunción de varias técnicas constructivas tradicionales, así como diferentes investigaciones sobre sus materiales permitió que a finales del siglo XIX se desarrollara una nueva tecnología muy eficaz para crear estructuras resistentes que cambiaría el mundo de
la construcción por su fiabilidad, economía y rapidez de producción.
El hormigón armado no fue un invento que apareció de repente, un experimento revolucionario
y rompedor. Sólo fue la suma de varios logros que, junto a la reutilización de viejos procedimientos constructivos y nuevos materiales artificiales, se empezaron a aplicar de forma distinta de lo que hasta entonces se estaba usando.
Todo esto permitió una novedosa manera de encarar la fabricación de las estructuras para
la edificación. Ninguna de estas acciones por separado tuvo la trascendencia que se dio al aplicarlas todas ellas en conjunto. Lo más novedoso fue la manera de recuperar antiguas tradiciones añadiéndoles invenciones recientes.
Para comprender mejor la génesis del material presentamos sus tres componentes básicos, cada uno por separado, haciendo especial hincapié en los aspectos históricos de cada cual.
De todos ellos se valieron los constructores del siglo XIX para desarrollar esta tecnología que tiene tanto de antigua como de moderna.