tarta hormigon armado

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Un sistema de placas bombeadas de hormigón armado. 1902

Ministerio de Industria, Turismo y Comercio. Oficina Española de Patentes y Marcas. Archivo Histórico. Patente nº 29863

Un sistema de piezas de hormigón armado para trabajar por flexión. 1902

Ministerio de Industria, Turismo y Comercio.Oficina Española de Patentes y Marcas. Archivo Histórico. Patente nº 29864

Un sistema de vigas-suelos de hormigón armado. 1902

Ministerio de Industria, Turismo y Comercio. Oficina Española de Patentes y Marcas. Archivo Histórico. Patente nº 29865

La patente de Juan Manuel de Zafra

El ingeniero de caminos Juan Manuel de Zafra y Esteban (1869-1923), que en pocos años se convirtió en el gran teórico español del hormigón armado, entró en contacto con el nuevo material durante su etapa en Andalucía, de donde era oriundo y donde realizó sus primeros estudios y obras, destinado en la Junta de Obras del Puerto de Sevilla.

A partir de un conocimiento profundo de la Resistencia de Materiales y de la Ciencia de las Estructuras, Zafra desarrolla un sistema científico de construcción con hormigón armado

En los albores del siglo XX, Zafra participó, a su manera, en la dinámica de las patentes, que más adelante criticaría. No obstante su propuesta, que no llegó a utilizarse en la práctica, fue algo más que un mero trámite que le permitiera diseñar sin cortapisas.

A través de sus cuatro patentes, registradas conjuntamente en mayo de 1902, Zafra plantea una solución original, justificada técnicamente y apoyada en una formulación racional, para resolver los principales elementos estructurales de todo tipo de construcciones: bóvedas, forjados, vigas y pilares. A partir de un conocimiento profundo de la Resistencia de Materiales y de la Ciencia de las Estructuras, desarrolla un sistema científico de construcción con hormigón armado, diferenciado claramente de los demás procedimientos o patentes, cuya teoría, si es que la tenían, se había concebido para justificar un procedimiento de construcción en parte ya sancionado por la práctica.

Frente a la “plaga de sedicentes inventores que nada han inventado”, Zafra defendería que “un sólo sistema merece confianza, el de poner armaduras donde, en la cantidad y en la forma que un estudio atento de las deformaciones o cargas que cada pieza ha de sufrir, por su trabajo propio y por su enlace con las demás, revele que existen tensiones. Ese sistema no es de nadie y es de todos; de todos los que saben Mecánica aplicada y quieren aplicarla”.

 

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